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eXPeriencia Pauli Vip - Una Amante mas que una Escort.

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Estimados colegas,

Después de años de no compartir experiencias, vuelvo al ruedo con un relato fresquito, directamente sacado del horno de este sábado mágico. ¿Por qué tanto tiempo sin historias? Bueno, me estuve manejando con una masajista fija y las últimas experiencias con escorts habían sido tan olvidables como un domingo de lluvia. Pero esta vez, la cosa fue diferente.

Venía de pasar por Cocodrilo, y déjenme decirles: qué decadencia, muchachos. Cuatro chicas lindas, cinco regulares y el resto... bueno, digamos que eran para un público muy específico y exótico. Salvo las bailarinas, que no salen ni aunque les recites un poema épico. Así que ni me gasté en preguntar precios y decidí buscar algo para salvar la noche.

Ahí apareció el aviso de Pauli VIP. Me dicen que está disponible, y arranco para Palermo, donde atiende.

EL LUGAR

Es un privado bastante correcto. Me recibió una recepcionista que me preguntó con quién iba a estar. Después apareció Pauli y se presentó con una sonrisa que ya sumaba puntos. Me tocó una habitación amplia, limpia y sin detalles de motel de película de terror, lo cual siempre se agradece. No hice uso del baño, así que no puedo opinar, pero en general las instalaciones estaban más que bien.

ELLA

Pauli es una morocha con un cuerpo armonioso y atractivo. Tiene una cola que parece esculpida y unos pechos muy agradables al tacto. De cara es normal, no es una modelo, pero tiene una expresión pícara y risueña que la sube muchísimo. Dice tener 28, y la verdad, se los creo.

LA ACCIÓN

Decidí pasar una hora con ella y, tras el pago de rigor, vuelve con una sonrisa que me dejó descolocado. Sin decir nada, me comió la boca como si fuéramos novios. ¡Hacía años que una escort no tenía esa iniciativa! Desde Nahir, de Villa Urquiza, y más atrás mi recordada Cynthia de Villa del Parque, no me sentía así.

Como soy fanático de los besos y el franeleo, no me quedé atrás y arrancamos a transar (la palabra descubre sin rodeos mi edad) como si el tiempo no existiera. Manos van, manos vienen, con una energía y predisposición que me dejaron tan sorprendido que paré un segundo para agradecerle. “No te preocupes, me encanta esa onda”, me dijo. Y ahí nomás seguimos: besos contra la pared, agarradas de pelo, apoyadas con ropa… parecía una escena de película romántica para adultos.

Ella se subió encima de mí con el boxer puesto y comenzó a moverse, literalmente cogiéndome con ropa. Fue un franeleo interminable, que es de mis mayores fetiches, y nunca encontré una escort que lo hiciera con tantas ganas. Lo mejor: en todo momento ponía una cara de puta (en el mejor sentido) que no parecía fingida, sino que realmente disfrutaba lo que estábamos haciendo.

Cuando finalmente llegó el momento, ella hizo una chupada espectacular. Aunque fue con pilotín, su actitud y las caras que ponía lo hacían todo. Pasamos a la acción en un misionero intenso, que empezó lento pero terminó con un ritmo que me obligó a parar porque ya estaba al borde. Después nos quedamos jugando un rato más, y ahí la masturbé con mis dedos, con un ritmo intenso que noté que le gustaba. Me devolvió las gentilezas haciéndome acabar con su mano, siempre con esa cara que me hacía sentir que estaba en el lugar correcto.

CONCLUSIÓN

La previa fue espectacular, y como eso es lo que más disfruto, la experiencia terminó siendo redonda. El sexo estuvo bien también, pero no aguanté mucho por lo que habíamos disfrutado antes. Lo más destacado es que hacía mucho que una escort no me hacía sentir como un amante más que un cliente, y eso, para mí, no tiene precio.

Definitivamente voy a reincidir, porque esta primera vuelta me dejó con ganas de más. Además, hay que aprovechar las noches libres ahora que la bruja se fue a la costa con el nene.

Espero que este relato les sirva. ¡Saludos!

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